No hay duda de que las vacunas son el logro más impactante de las ciencias biomédicas de todos los tiempos, permitiendo salvar la vida de millones de personas cada año. Es igualmente aceptado que jugaron un rol fundamental para superar la pandemia que cambio la fisonomía del planeta en los dos últimos años. En Uruguay, más allá de dudas y miedos legítimos u oportunistas, se generó un consenso de mayorías que permitió, junto con la logística adecuada, avanzar rápidamente a ser uno de los países con mayores tasas de vacunación, frenando el avance de infecciones y muertes asociadas.
Pero la pandemia también dejó en evidencia la fragilidad que implica ser exclusivamente dependientes de fuentes externas para acceder a recursos de salud valiosos e indispensables para enfrentar estas situaciones. Fue así ganando terreno la visión de que es necesario contar con recursos científicos, tecnológicos y de infraestructura, que permitan hacer frente a crisis de este tipo de una manera distinta. En varios países, desde Canadá a Sudáfrica pasando por Australia, comenzó a tomar forma la necesidad de generar institutos nacionales con capacidad para desarrollar vacunas en situaciones de emergencia. Por su lado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) impulsó la creación de centros para promover la producción local de vacunas y otros biológicos. En nuestro país, la idea cristalizó en la propuesta de creación de un Instituto Nacional de Vacunas que presentó la UdelaR y que generó consensos tanto en el poder político como en sectores empresariales. El parlamento votó por unanimidad un pequeño monto para armar un proyecto ejecutivo que consolide la propuesta y evalúe la sustentabilidad de esta. Y en ello estamos trabajando la Universidad en su conjunto.
En ese contexto, en los próximos días voy a estar participando de una actividad organizada por el Global Training Hub for Manufacturing en el International Vaccine Institute en Corea, que es uno de los centros designados por la OMS.
Esperemos esto nos abra puertas hacia nuevos caminos que expandan el horizonte de desarrollo biotecnológico e impacte positivamente en la Salud Publica en nuestro país. Iré informando al respecto.
José A. Chabalgoity, Profesor Titular